lunes, 11 de febrero de 2013

Esto no acaba aquí.

Y una vez más aquí estamos pequeño, nuestro día se presenta tan perfecto como siempre. Hoy pintaremos de azul los momentos grises y volaremos muy alto, juntos, siempre tú y yo. Es de algún modo, especial. He invadido tu blog, una pequeña sorpresa. ¡Hola caracola! Y bueno, quería contarte una historia...

Ella se había fijado en él, aunque no le cabía en la cabeza que un chico más mayor se fijase en ella. Pero eran tan guapo. Con su sonrisa y esos ojos que te quitan el aliento. Además tenía algo especial, algo de lo que ella sigue enamorada un año y cuatro meses después. Hablaron toda la noche, eran como almas gemelas. Se entendían, y los dos ansiaban estar junto al otro, abrazarse y rozar sus labios. Con solo tenerle cerca ella se habría conformado. Y por fin, tras esa noche sin conciliar el sueño, ambos, entre muchos nerviosos, se encontraron. Ella giró la cabeza, adornada con ese pelo dorado y le vio. La esperaba, siempre la había esperado. Y sus pies inconscientemente se acercaban temblorosos. Y su sonrisa, no sé quien de los dos sonreía más. Eran de esas sonrisas que parece que no tienen fin, que inundan tu cara y cualquiera que la ve sabe al instante que eres inmensamente feliz. Lo que no podían saber, ni las personas que les veían sonreír, ni ellos mismos, es que juntos crearían la historia de amor más perfecta del universo. Y que aunque pasasen los años y los siglos, lo suyo nunca acabaría. Por fin se quedaron a centímetros. Centímetros que él hizo milímetros, milímetros que quedaron en un beso. Ese primer beso, torpe y tan perfecto a la vez. Único, como ninguno. Y al separarse, las mejillas encendidas de ella delataban lo que aquel beso había creado. Un día, no uno cualquiera, sino un 12 de Octubre de 2011. El día más importante en la vida de ambos. Un día grabado a fuego lento en sus corazones.

Te amo muchísimo Alex.
Tuya, mío. 12

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