lunes, 10 de septiembre de 2018

Caer para volver a levantarse

Llega un día en el que dejas de caer por lo bajo que has caído ya, estás en un pozo tan profundo como si hubiesen construido el Empire State del revés. Lo ves todo oscuro, ni un rayo de luz, ni el mínimo destello en aquél lugar tan triste. Y crees que nunca podrás salir, que estás condenado a vivir allí el resto de tus días.

En la vida real estás, pero sin estar, cómo explicarlo, vas pasando por sitios sin tener sentimiento alguno, ni un atisbo de esperanza por salir de donde estás atrapado. No te importa nada, ni te importas a ti mismo, y piensas que no le importas a nadie.

Pero no es así, aún quedan personas que darían lo que fuese por ayudar a las demás. Personas que sin ellas no podrías continuar, que hoy en día las recuerdas por lo que llegaron a hacer por ti.

Y llega un día en el que aparece alguien diferente, que te hace sentir distinto, que te hace ir por ahí con una sonrisa de gilipollas. Tal cual. Y lo agradeces, porque después de salir del pozo estás en la cima de una montaña, cómo cambian las cosas. Y te acuerdas de ellxs. Por siempre, para siempre.