lunes, 16 de abril de 2012

Estoy hecho de pedacitos de ti.

Si algún día no estas te volveré a recordar todo aquello que un día te hizo feliz. Recordare que no podía vivir sin tus besos, y que suplicaba por volver a hacerlo. Te diré que aún tengo el cosquilleo en los labios cada vez que deseo besarte, y no estas aquí… Y las veces que noto tu brazo por mi hombro, pero me giro, y no estas… De que deseo darte un abrazo, porque no estoy bien, pero no estás… De mil noches en vela, después de mil intentos por girarme y ver que estas, pero no… No estabas, no ibas a estar. Y yo iluso, una y otra vez más. Pero te aseguro que no deje de intentarlo. Cada noche es la misma rutina. Y cada mañana que no estas aquí, echo de menos darte los buenos días. Te echo de menos mientras te escribo esto, y cuando lo leas, te seguiré echando de menos. Te echare de menos siempre que no estés… Y es que esa es la realidad, una realidad que supera a todas, incluso supera a la ficción. Porque nuestro amor, dure lo que dure, siempre estará presente. Porque el amor verdadero, nunca se va. Nunca se ha ido, siempre estará presente. Te llevo tan adentro que te asustarías, porque estás en ese lugar donde solo las cosas ocurren una vez, donde nunca más se podrá olvidar. Siempre te amaré.

lunes, 9 de abril de 2012

Lo sabes bien, me quedaré.

Te he preparado unas tostadas con chocolate y está la televisión encendida. Te estoy esperando a los pies de una mesa limpia, de la que he apartado todas las cosas, las lágrimas que alguna vez se dejaron caer, y también todas las canciones que tú no conoces y que escuché cuando tú no estabas y yo trataba de vivir, de aprender a hacerlo. Hemos conocido tantas cosas en todo este tiempo, hemos hablado tanto, te he observado, hemos reído juntos, hemos llorado, y todo lo demás que uno hace cuando pasa el tiempo y no puede detenerlo, sabes de qué hablo, ¿verdad? Y mientras, te encontraba cerca, entre mis dedos, reflejada frente mi mirada, como en ventanas que a un poco de distancia se convierten en espejos, o debajo de las sábanas, esperándome, como si hubieses saltado a la realidad desde el fondo de mis sueños. Ha pasado el tiempo, y no te creas, tampoco sé muy bien porque el tiempo decide pasar tan rápido cuando estoy junto a ti. Tengo aquí palabras e historias que jamás te conté, quiero escucharte, saber qué hiciste tú con todo lo que uno tiene entre las manos cuando escucha los relojes avanzar cada segundo que pasa, quiero que me cuentes quién te hizo daño, quién te defraudó, a quién olvidaste, a quién empezaste a querer, quiero que me expliques cómo lo hiciste para creer, para mantenerte bien en pie, quiero que me hables de las risas que yo no escuché, y de las lágrimas que no vi. Te estoy esperando mientras pienso que quizás. Mientras pienso todo lo que casi siempre viene tras un quizás. Y sin embargo, sé que no estarás esta noche a los pies de mi cama, ni tocarás a la puerta cuando me vaya a dormir. Pero, ¿qué más da? Creo que es lo de menos, y que estoy acostumbrado. A veces ocurren las cosas cuando menos lo esperamos. Te seguiré esperando, hay tiempo de sobra. Y mientras, no vienes, porque en realidad sé que no aparecerás de repente, te seguiré buscando; encontrando, en todos aquellos lugares y rincones, en los que nunca hay nada, pero en los que apareces tú, para llevarle la contraria a la soledad.

lunes, 2 de abril de 2012

Azul y gris.

Volvemos a despertar juntos. Es bonito compartir sabanas con quien más quieres. Todo es bonito a tu lado, todo es perfecto. Y al despertar te vuelvo a susurrar lo que más te gusta... "Buenos días, princesa". Y a mitad noche me despierto al rozar tus pies en el borde de la cama, te miro, sonríes, y me abrazas fuerte. Me haces sentir genial, me haces feliz, jodidamente feliz. No quiero más besos que no sean los tuyos, no quiero compartir almohada si no es contigo. Y si me dan una vida, no la quiero sin ti. Que sin ti las sombras me inundan. Que sin ti todo se vuelve gris.