jueves, 15 de septiembre de 2011

A veces, se aprende más del fracaso que del éxito.

¿Sabéis? Nunca me arrepentiré de algo que me haya echo sonreír. De algo que haya echo forzar estos músculos que tengo en la cara, y tan sólo para hacerme sonreír, como pocas personas saben. De alguien que haya llenado mis días de sol. De cuando me girase, viese a esa persona que tanto necesitaba sin yo pedir nada a cambio. De los que me han echo olvidar, recordar, caminar por este estúpido mundo lleno de piedras, sonreír como nunca antes lo había echo, sentirme libre, y lo más importante... No me olvidaré de aquellas personas que realmente me han echo feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario